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lunes, 17 de marzo de 2014

Domingo de Ramos



"Cuando se aproximaban a Jerusalén, cerca ya de Betfagé y Betania, al pie del monte de los Olivos, envía a dos de sus discípulos, diciéndoles:  «Id al pueblo que está enfrente de vosotros, y no bien entréis en él, encontraréis un pollino atado, sobre el que no ha montado todavía ningún hombre. Desatadlo y traedlo. Y si alguien os dice: "¿Por qué hacéis eso?", decid: "El Señor lo necesita, y que lo devolverá en seguida".» Fueron y encontraron el pollino atado junto a una puerta,  fuera, en la calle, y lo desataron. Algunos de los que estaban allí les dijeron:  «¿Qué hacéis desatando el pollino?»  Ellos les contestaron según les había dicho Jesús, y les dejaron. Traen el pollino donde Jesús, echaron encima sus mantos y se sentó sobre él. Muchos extendieron sus mantos por el camino; otros, follaje cortado de los campos. Los que iban delante y los que le seguían, gritaban: « ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Bendito el reino que viene, de nuestro padre David! ¡Hosanna en las alturas!» Y entró en Jerusalén, en el Templo, y después de observar todo a su alrededor, siendo ya tarde, salió con los Doce para Betania." Mc 11 1-11



Este Evangelio narra la entrada triunfante de Jesús a Jerusalem, la ciudad santa. Evento que recordamos y celebramos el Domingo de Ramos. Cuando Jesús entra a Jerusalem en un burro, mostrando así su pobreza y humildad, los hebreos le reciben con alegría, entonando un himno de victoria y revistiendo la calle con ramos, mostrando a si, la gran reverencia que tenían hacia el Cristo, el Ungido de Dios. Inspirados por este momento glorioso, como la Iglesia de Cristo, lo recordamos celebrando la Santa Misa en el Domingo de Ramos, y dando así inicio a la Semana Santa.



La liturgia del Domingo de Ramos comienza con la bendición de las palmas y ramas de olivo. Los sacerdotes entran en procesión (la cual suele ser más larga que lo habitual) a celebrar la Misa. El color de éste día es el rojo, que representa a Jesús como rey en su entrada triunfal en Jerusalén (el rojo es color de reyes) y la Pasión del Señor (el rojo es el color de la sangre), celebrándose ambas en éste día. Al comienzo de la celebración, el sacerdote viste de procesional (con capa pluvial roja), despojándose de ella al llegar al altar y colocándose la casulla roja, vestimenta propia de la Eucaristía. Se da la bienvenida y se lee el Evangelio de la entrada triunfal en Jerusalén. A continuación se bendicen las palmas y ramas de olivo que llevan en sus manos los fieles. Una vez se han bendecido las palmas y ramos de olivo, comienza la procesión de ramos, procesión litúrgica que forma parte de la liturgia del Domingo de Ramos, y que rememora la entrada triunfal del Señor en la ciudad de Jerusalén tal y como lo relata el Evangelio. 


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